Fue miembro del Observatorio Venezolano de Medios y autora de los libros La entrevista de personalidad (1993) y el Diccionario de Comunicación Social (2010)
Este miércoles falleció en Caracas, a los 82 años, la periodista y profesora universitaria Olga Dragnic, autora de los libros La entrevista de personalidad (1993) y el Diccionario de comunicación social (2010)
Dragnic nació en Yugoslavia, huyendo de la guerra viaja a Chile y es allí donde realiza sus estudios de periodismo. Posteriormente, se trasladó a Caracas, en donde comenzaría su carrera como investigadora, periodista y catedrática de la comunicación. En 2013, Dragnic fue parte del jurado que le otorgó, por unanimidad, el Premio Nacional de Periodismo al expresidente Hugo Chávez.
“Tutora, madre, comunista, profesora… ejemplo de vida”, son algunas de las palabras con las que sus allegados hacen referencia a la catedrática, investigadora y miembro fundador del Observatorio de Medios en Venezuela, Olga Dragnic. Hoy, a sus 81 años, continúa compartiendo sus conocimientos acerca de la comunicación social, el periodismo y su papel fundamental en la sociedad
APORREA
Adriana Gavidia
“Me fui de Yugoslavia por razones familiares… es una historia dramática”. De esta manera comienza a relatar su vida Olga Dragnic. Por muchos años fue profesora de la Escuela de Comunicación Social (ECS) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y continúa impartiendo sus conocimientos a través de sus obras: El Diccionario de Comunicación Social, La Entrevista de Personalidad, numerosas publicaciones y diversas entrevistas. Sin embargo, mucho antes de que se convirtiera en lo que es hoy en día, Dragnic vivía en su país natal: la antigua Yugoslavia.
Su padre, previendo el estallido de la Segunda Guerra Mundial, decide viajar a Chile para luego llevarse a toda su familia consigo. No obstante, justo en el momento en el que Dragnic decide viajar con su madre y su hermana, se cierra la frontera. Italia y Alemania entran en guerra. No hubo forma ni manera de que pudieran escapar de allí, por lo que se vieron separadas e incomunicadas con su padre por muchos años.
Cuando la guerra culmina y logran nuevamente tener contacto con él, las noticias de lo que ha ocurrido en los últimos años no son alentadoras: su padre estaba gravemente enfermo. Por esta razón, su madre viaja a Chile dejando a Dragnic adolescente en compañía de su hermana.
Afortunadamente, su padre no fallece, pero le es imposible retornar a su país de origen por su estado de salud, y es entonces cuando Dragnic debe viajar a Chile para reunirse nuevamente con su familia. Mientras tanto, este viaje al pasado se interrumpe con un: “¿Te molesta si fumo?”.
Es ella, la misma joven que tuvo que viajar a un país extranjero que no compartía su lengua, pero esta vez se vislumbran en su rostro los rasgos de la madurez y la experiencia. “Y así fue como llegué a Chile. Yo pensaba en regresar después a Yugoslavia, pero conocí a un venezolano… y listo”, dice la profesora finalmente sonriendo, luego de aspirar la primera bocanada de humo de su cigarrillo.
Olga Dragnic siempre quiso ser periodista: “Yo no conocía la palabra periodismo, pero decía: quiero estudiar para los que escriben en el periódico (bufa), ¿han visto?”, exclama. Siguiendo su vocación, estudia en la Universidad de Chile y obtiene su título en 1960. Fue allí donde conoció al que sería su compañero de vida, su venezolano, Federico Álvarez.
Federico Álvarez Las ocurrencias de “Don Fede”
“Yo amo todo de Venezuela. Yo vine aquí por amor, ¿no te parece lindo?”, pregunta Dragnic con una sonrisa. Ciertamente fue el amor quien trajo a la profesora a vivir en Venezuela. El amor hacia un caroreño de origen humilde, quien siempre fue un excelente estudiante y que muchos años después, se convirtió en el padre del único hijo que tuvo ella.
“Don Fede”, como lo llamaban algunos de sus allegados, fue impulsado por sus familiares para que estudiara medicina en la universidad de Mérida, pues esta profesión era muy bien remunerada para la época. Es por ello que con ayuda de sus parientes, Federico Álvarez inicia su primer año de medicina en tiempos de Marcos Pérez Jiménez. Para ese entonces, el director de la Facultad de Medicina era un dirigente político del régimen, y los estudiantes que eran opositores, eligieron a Álvarez como su vocero.
“Un día, en una discusión, el decano le dio un golpe a Federico, ¡y Fede, le respondió con dos más! Ambos terminaron en una pelea rodando por las escaleras. Entonces comenzaron a gritar: ¡Federico está matando al Rector!, y lo metieron preso como tres años. Sin juicio, sin nada”, relata Dragnic, aferrándose firmemente de los apoya brazos del mueble donde está sentada.
Comenta la profesora que un dirigente político amigo de Álvarez, logró sacarlo de la cárcel. No obstante, nadie quería emplearlo debido a que era comunista, y fue entonces cuando participó en el concurso de becas de El Nacional, para estudiar periodismo en Chile. “Éramos compañeros de clase, así nos conocimos”, explica, agregando entre risas que tiempo después fue a la Universidad de Los Andes para ver por dónde se había caído su difunto esposo con el rector.
“Hay muchas razones por las que una mujer se enamora de un hombre, pero lo que más admiraba de él era su inteligencia superior al promedio… esta era la idea que yo tenía de él. No importaba lo que pasase: que lo botaran de su trabajo, que lo metieran preso… él no renunciaba a sus opiniones ni a sus valores políticos y sociales. Esos valores son muy importantes en el ser humano”, confiesa.
¿Qué es el periodismo?
Para la profesora Dragnic el periodismo es “una de las profesiones más estimulantes, gratificadoras, problemáticas y más importantes para la convivencia social”. Considera que nunca ha sido fácil ejercerlo, pero en la actualidad, cree que ser un periodista puede resultar “un tanto confuso”.
Explica que esto se debe a las condiciones políticas y sociales que se han presentado en los últimos años en el país. “El periodismo y los periodistas venezolanos, a raíz de la aparición del gobierno de Chávez, sufrieron una ruptura como no había en los antecedentes de la historia de la nación”, dice.
Comenta que en la época de Gómez los periodistas eran solidarios y se ayudaban entre ellos cuando alguno era perseguido por presiones políticas. Piensa que de igual forma ocurrió en los años 60’. Para la época, Acción Democrática (AD) estaba en el poder y, la mayoría de los periodistas, estaban con el partido, mientras que los periodistas de izquierda estaban en la guerrilla. Pero esto no fue impedimento alguno para que éstos colaborasen entre sí. “Antes era más importante ser miembros de la Asociación Venezolana de Periodistas, que ser un dirigente de AD o de un partido comunista… y eso se perdió. Esa solidaridad ya no existe”, afirma Dragnic.
Es por ello que cree necesario que los periodistas de hoy en día tomen conciencia de la importancia de la profesión que han escogido. Reitera lo significativo de revivir el sentido de pertenencia en el colegio de periodistas, para que se reanude el funcionamiento pleno de la institución bajo su norma disciplinaria y ética.
Mi profesora, mi amiga, mi ejemplo de vida
Son muchas las personas que han hablado con Olga Dragnic, pero pocos han llegado a conocerla a fondo. Patricia Valderrama, comunicadora social y psicóloga egresada de la UCV, y actual profesora de la ECS de la misma casa de estudio, la considera su mejor amiga.
“Ella ha beneficiado al país. Sus aportes son tangibles no solo a nivel de formación de los comunicadores, sino también en cuanto a la construcción crítica de la realidad social en general”, asegura.
Valderrama, quien fue al principio su alumna, inició con ella un vínculo de amistad luego de que la profesora Dragnic fuera tutora de su tesis de grado. “Es una persona con una capacidad intelectual fuera de lo común, y cuenta con principios éticos únicos. No he conocido a nadie que sea tan congruente en su manera de comportarse con sus creencias ideológicas. Ella es una persona comunista, y lo ejerce. Para ella es natural ser como su pensamiento se lo dicta, y lo hace de una manera tan simple que nunca perturba a nadie”.
De igual forma la recuerda la profesora Mariela Torrealba, también comunicadora social de la UCV e íntima amiga de Dragnic. “Nunca olvidaré que la profesora me mandó a repetir 17 veces mi planteamiento del problema en la tesis”, comenta Torrealba a carcajadas. “Es una persona con una crítica aguda”.
Torrealba piensa que, debido a su modestia, la profesora Dragnic huyó en varias ocasiones de la dirección de la ECS de la UCV. “Es un modelo de vida en lo profesional y personal, y formó a muchos profesores de la escuela de periodismo”, dice.
Olga Dragnic, la dama del periodismo, siempre será una mentora para muchos, por su constancia, determinación y, sobre todo, por su generosidad en el momento de compartir sus conocimientos con los demás. Pocos lograrán escribir y entender la realidad como ella, pero siempre será para la gente que la rodea una profesora, una amiga y un ejemplo de vida.
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