jueves, 5 de marzo de 2015

PEDRO LEMEBEL EN LIMA




























PEDRO LEMEBEL EN LIMA

Pedro Lemebel visitó Lima con motivo de una Feria del Libro. El Semanario El Siglo, órgano del Partido Comunista de Chile, me solicitó una nota en torno al tema. La publicó en Santiago en tantro que yo lo hice en Nuestra Bandera. Hoy, con pesar por su reciente deceso, la reproduzco ya que refleja una mirada puntual en homenaje a una de las personalidades más valiosas de la cultura chilena
Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*) Un auditorio abarrotado de público -la Sala José María Arguedas de la 13ª Feria Internacional del Libro de Lima celebrada recientemente en nuestra capital y que tuvo a Chile como “País Invitado”- recibió a Pedro Lemebel la noche del domingo 3 de agosto, poco antes de clausurar sus muestras.
“No soy un marica disfrazado de poeta / No necesito disfraz / Aquí está mi cara / hablo por mi diferencia / Defiendo lo que soy / Y no soy tan raro”
De este modo, el autor de “La esquina de mi corazón” se convirtió en la última figura literaria que deleitó a los peruanos, que aplaudieron con entusiasmo la valentía de quien proclamó sin tapujos su triple condición: escritor, homosexual y comunista; y que se burló abiertamente de sus adversarios desembozados o encubiertos. Dijo con ironía punzante al iniciar la lectura de su “Manifiesto”, que data de septiembre de 1986, cuando se presentó ante un auditorio de jóvenes de su país.
También nos habló de sus encuentros y de sus amores, de sus inquietudes y de sus pasiones, de la Plaza San Martín y del Hotel Bolívar donde dejó un cúmulo de esperanzas, anhelos, pero además recuerdos y sinsabores.
Esta vez quienes lo escucharon con atención, fueron también mayoritariamente jóvenes que le brindaron una acogida afectuosa por sus definiciones claras y rotundas, pero también por su chispa al momento de contar sus aventuras. Lemebel, en Lima, nos habló sonriente y feliz de sus correrías por el Perú. De sus visitas a la sierra de nuestro país, su estancia en Cusco, y su presencia ingenua en el Puerto de Ilo, al sur peruano, donde fue aprendido por las autoridades policiales bajo la acusación de ser “un espía”. Su presencia, que no fue anunciada en la misma dimensión que otros autores, fue celebrada unánimemente por hombres y mujeres, jóvenes y viejos; pero ocultada cuidadosamente por la prensa grande.
La obra literaria de Pedro Lemebel, que ya es conocida en nuestro país, encontrará aún más acogida con el tiempo. Y con el tiempo, también, el calor de su mensaje y la impecable dulzura de su mirada se convertirán en un llamamiento valeroso con el compromiso social y con las causa de los desheredados .
Ella prefirió hablar de Gonzalo Rojas, Alberto Fuguet o Pablo Simonetti, antes que aludir a este valioso hombre de letras que en cada momento de la historia de su país fue leal a la causa de su pueblo. Pedro Lemebel -Pedro Mardones, también dijo- nos deleitó con sus furias y sus penas, con su verso sencillo, y con su prosa transparente.`Pero, sobre todo, con su amor al Perú, que proclamó sin subterfugios ni hipocresías porque dijo, es el amor a la gente que vive, que lucha, que ama y que piensa.

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