Tomado de Marcelo Escobar: A comienzos de los ochenta iba a un colegio proleta, de esos con número, perdido en un rincón del semirrural Puente Alto de esos años, en ese colegio pasé una infancia maravillosa, rodeado por la cordillera y los últimos profesores normalistas, que recuerdo con cariño.
El profesor de artes plásticas era el tipo mas estrafalario que había visto, se vestía con unas amplias camisas blancas de lino o algodón, chalas de cuero, pantalones de colores y unos bolsos artesanales tejidos finamente, peruanos o bolivianos quizás.
Un autentico “artesa”, siempre cargado de libros y rollos de papeles, con una actitud de mucha dignidad, un poco serio y aislado y con los ojos siempre entornados, los párpados levemente caídos, como si siempre tuviera sueño o estuviera volado.
Entre mis compañeros había uno que tocaba el piano y había llegado desde Arica junto a su familia, el padre era un artesano fino que se dedicaba a recrear cacharros de la cultura diaguita, los mejores que he visto, hasta los pintaba según la ancestral técnica, con pigmentos naturales.
El profesor artesa dictaba unas clases gratuitas, extra programáticas, donde nos enseñaba a moldear en greda lo que se nos pasara por la cabeza, de ahí salió un vaso con forma de cabeza y orejas grandes que tuve por mucho tiempo para guardar mis lápices, los cocíamos en los hornos del padre de mi amigo, en el taller rodeado de arboles y estanterías atiborradas de jarros pato y botellas antropomorfas.
Una mañana, que recuerdo especialmente, el profesor nos llevo a una sala con las ventanas cubiertas por paños negros, había una maquina de diapositivas, comenzó a mostrarnos imágenes del Cuzco y Machu Picchu, a veces aparecía el, posando contra la imponente ciudad de los dioses, mas jipi que nunca, sonriente. Se llamaba Pedro Mardones.
Veinte años después, descubrí que el profesor que me había mostrado esas imágenes extraordinarias de la ciudad Inca, era el escritor Pedro Lemebel, que había causado revuelo a mediados de los ochenta con sus performances a lo Lady Godiva sobre un caballo en el museo de Bellas Artes, el extravagante artista había mutado hacia la escritura de crónicas, el profesor de artes plásticas que nos había maravillado mostrándonos imágenes de su mochileo por Perú, para enseñarnos el mundo, a nosotros, mocosos proletas de un perdido colegio en Puente Alto.
Lo volví a ver muchas veces, tomamos jotes y combinados en la fiesta de los abrazos, rones y tequilas en un bar de Bellas Artes, conversamos y nos reímos con mis recuerdos en ese lejano colegio, en los tiempos de las lacrimógenas y el humo de los neumáticos encendidos.
Nunca le di las gracias por los recuerdos de esa mañana gris, mientras miraba los tejados rojo ocre del Cuzco, con esa sensación de profundo e inexplicable asombro que tienen los niños cuando descubren algo maravilloso, Pedro fue uno de esos increíbles profesores que detonan en la mente de un niño un cambio, una manera de ver el mundo, una guía para salir de la mediocridad a que nos condena la pobreza y la falta de imaginación.
Gracias Pedro Lemebel.
Día triste para el arte en Chile “Adiós mariquita linda” Pedro Lemebel falleció a los 62 años ANGELA BARRAZA RISSO·
Durante la madrugada de hoy se ha confirmado la muerte de uno de los más grandes escritores de nuestro país. Pedro Lemebel.
La alarma se encendió principalmente en Twitter, en donde los amigos y fans mostraron su gran tristeza por tan triste evento. Sin embargo, como estaba enfermo, podía ser una falsa alarma. Lamentablemente Aldo Perán, uno de sus amigos cercanos y community manager, confirmó la información señalando que cerca de las 02:00 de la mañana, Pedro falleció mientras se encontraba en la FundaciónArturo López Pérez. En el comunicado explicaron que falleció a razón de un cáncer en contra del cual venía batallando desde hace más o menos tres años.
“Pedro estuvo aquejado largo tiempo por un cáncer a la laringe y dio una gran lucha contra esta terrible enfermedad, que pretendió dejarlo sin voz, pero ¿quién podría dejar sin voz a Lemebel? Su voz existe y persiste”
Durante la noche del jueves, a través de las redes sociales, se pidió donadores de sangre para Lemebel, quien ya estaba en un estado crítico de salud. Cabe recordar que ya en 2012, fue sometido a una laringectomía producto del cáncer.
Por lo que han señalado fuentes cercanas al escritor, falleció acompañado por sus familiares y amigos más cercanos.
En el comunicado se señaló que “Lemebel hizo propio la resistencia político-cultural, la crítica social y una férrea defensa de los Derechos Humanos. Desde su propia biografía homosexual, que reflejó en su obra, remeció las estructuras patriarcales y machistas de nuestra sociedad y su doble moral, que nunca pudieron acallar su inmensa voz”.
Obtuvo premios literarios como Anna Seghers de Alemania en 2006 y José Donoso en 2013. En nuestro país, fue nominado en seis ocasiones al Premio Altazor y en 2014 fue postulado al Premio Nacional de Literatura. Pero como siempre en Chile, no recibió ninguno de estos premios, sin embargo ahora el país rasgará vestiduras.
Sus crónicas constituyeron fuente de inspiración para diversas puestas en escena teatral.
A los 62 años, Lemebel fue uno de los artistas más connotados y exitosos de la última década. Sus obras han sido traducidas a idiomas como el francés, italiano e inglés.
Comunicado:
ADIOS A NUESTRO GRAN PEDRO LEMEBEL.
A las 2:00am de este viernes 23 de Enero de 2015, el destacado escritor y artista visual Pedro Lemebel nos ha dejado. Como muchas personas saben, Pedro estuvo aquejado largo tiempo por un cáncer a la laringe y dio una gran lucha contra esta terrible enfermedad, que pretendió dejarlo sin voz, pero ¿quién podría dejar sin voz a Lemebel?
Su voz existe y persiste. Pedro nació en Santiago en 1952, comenzó su carrera artística en los años ochenta, en plena dictadura militar. Desde los márgenes urbanos, Lemebel hizo propio la resistencia político-cultural, la crítica social y una férrea defensa de los Derechos Humanos. Desde su propia biografía homosexual, que reflejó en su obra, remeció las estructuras patriarcales y machistas de nuestra sociedad y su doble moral, que nunca pudieron acallar su inmensa voz. Lemebel no necesitó mayores premios, sino sólo el cariño y reconocimiento de sus lectores, de su público que, como una de sus características, reconoce en él a un gran intérprete de la cultura actual.
En 1987, junto a Francisco Casas, fundó el colectivo de Artes, Las Yeguas del Apocalipsis, cuyas performances marcaron un hito en la escena artística del país, a través de irrupciones plásticas, poéticas, fotográficas y de video que abogaban por el rescate de la memoria, el cuerpo homosexual, la recuperación de la democracia y la libertad de En 1995, Pedro Lemebel publicó La esquina es mi corazón, su primera recopilación de crónicas urbanas, a las que luego se sumaron Loco afán: Crónicas de sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Zanjón de la Aguada (2003), Adiós mariquita linda (2004), Serenata Cafiola (2008), Háblame de amores (2012) y la antología Poco Hombre (2013). En 2001 publicó su renombrada, y como le gustaba repetir a él, “única” novela de gran éxito La relevancia literaria de Pedro Lemebel traspasó las fronteras, su obra ha sido traducida a diferentes idiomas y alcanzó vasto reconocimiento latinoamericano y mundial, obteniendo premios literarios como Anna Seghers de Alemania en 2006 y José Donoso en 2013. Además, sus crónicas constituyeron fuente de inspiración para diversas puestas en escena teatral. En Chile fue nominado en seis oportunidades al Premio Altazor y en 2014 fue postulado al Premio Nacional de Literatura (sin obtener ninguno de estos. En los últimos años, sus presentaciones lo llevaron a diversas partes del mundo, ofreciendo performances literarias que conjugaban letra, música y audiovisual, en diferentes ferias de libros, charlas y conferencias. Expuso su trabajo plástico en Buenos Aires, Nueva York, San Pablo y, últimamente, en el Museo Reina Sofía de Madrid. Su último trabajo retrospectivo fue para la Galería D21 en Santiago de Chile, denominado “Arder”, que obtuvo una interesante recepción de parte de la crítica.
La obra literaria y plástica de Pedro Lemebel es ampliamente estudiada en universidades extranjeras. La circulación de su obra en diversos formatos, desde el audio radial, el panfleto, la fotocopia y el pirateaje, ha formado parte de su escena performática, mediante la cual Lemebel se erige como uno de los más relevantes escritores de los últimos decenios, tanto en originalidad literaria como ética, expresando un profundo sentido intelectual y político para interpretar la realidad chilena y latinoamericana.
La familia, amigas y amigos agradecemos las profundas muestras de cariño y admiración del pueblo chileno e internacional que sigue y seguirá la obra y la persona de Pedro Lemebel ¡¡ahora y siempre¡¡.
En el transcurso de esta mañana se informará del lugar donde nos juntaremos para despedirlo.
A nombre de la Familia y amigas/os
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