El deshielo entre EE UU y Cuba se queda a las puertas de la ONU. La Administración de Barack Obama se opone de nuevo a la resolución que pide el levantamiento del embargo económico a la isla. El más alto funcionario cubanoamericano visita Cuba
Estados Unidos votó de nuevo este martes en contra de la resolución de las Naciones Unidas que, presentada cada año por La Habana, critica el embargo económico que aplica sobre Cuba y en la que demanda su levantamiento después de 54 años en vigor. La comunidad internacional considera que esta medida coercitiva es ilegítima por el impacto directo que tiene en el bienestar del pueblo cubano. La Habana insiste que el fin del bloqueo es el que marcará el ritmo con el que avanzará el proceso de normalización con Washington iniciado el 17 de diciembre.
El abrumador resultado de la votación volvió a poner en evidencia que EE UU está más solo que nunca en una cuestión que ni siquiera el Gobierno de Barack Obama quiere defender. El presidente estadounidense ha pedido reiteradamente durante los pasados meses el fin del embargo, pero ese es un paso que solo puede dar el Congreso norteamericano. La resolución sobre "la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba" contó con el respaldo de 191 países, rozando así prácticamente la unanimidad. La delegación estadounidense contó solo con el apoyo de Israel en su aposición al texto. Esta vez no hubo abstenciones.
La delegación estadounidense considera que el texto adoptado “dista mucho de reflejar los pasos que se han adoptado y el espíritu de compromiso” que emergió hace diez meses, por eso lamentó que se presentara la resolución en términos casi idénticos que el año pasado. El representante de EE UU, Ronald Godard, insistió en que la normalización será un proceso que requerirá años de dedicación y de constancia. “Si espera Cuba que esto ayude, se equivoca”.
El ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez Parilla, señaló al presentar la resolución que es el propio Obama el que ha reconocido que “el bloqueo ha fracasado”. “Es obsoleto, no ha cumplido sus objetivos, provoca daños al pueblo cubano y aislamiento a EE UU”, añadió. Pero las medidas de flexibilización de las restricciones al comercio y viajes con la isla adoptadas desde enero, aunque positivas, modifican de una manera muy limitada su aplicación, puntualizó.
“No debemos confundir la realidad con los deseos ni con las expresiones de buena voluntad”, advirtió citando ejemplos de las restricciones comerciales impuestas por EE UU. Cuba insiste que el levantamiento del embargo “es el elemento esencial que dará sentido a lo avanzado y determinará el ritmo hacia la normalización”. Por eso, el ministro pidió a Obama que vaya más lejos con las medidas ejecutivas que tiene a su alcance para aliviar su impacto.
La Asamblea General de la ONU lleva 24 años votando esta resolución que condena el bloqueo unilateral de EE UU. En los corrillos del organismo internacional se veía como una contradicción que Washington votara otra vez en contra después de que en diciembre se retomaran las relaciones diplomáticas con La Habana. Pero tampoco podía apoyar una resolución que va contra su propia ley. Organizaciones estadounidenses que buscan el levantamiento del embargo, como Engage Cuba, consideraron que la votación de este martes en Nueva York debe servir de llamada de atención tanto para Washington como para La Habana. La votación demuestra que “nuestra política destinada a aislar a Cuba ha acabado, irónicamente, aislándonos a nosotros”, dijo James Williams. Según el presidente de Engage Cuba, las dos bancadas del Congreso “deberían prestarle atención al voto en la ONU: mientras que otros temas globales exponen profundas diferencias entre las naciones, en este asunto son casi unánimes: es hora de poner fin al embargo contra Cuba”, resaltó. No obstante, para Williams también La Habana “debe reconocer que tiene que mirar hacia el futuro y dejar de atascarse en las batallas del pasado previo al 17 de diciembre”.
No obstante Sarah Stephens, directora del Center for Democracy in the Americas, un laboratorio de ideas que también está a favor del fin del embargo, llamó a no concederle demasiada importancia a esta votación, que calificó de mero “traspié”. “Nos recuerda el daño continuado que hace tanto a Cuba como a EE UU mantener el embargo, pero también nos dice que el futuro está en manos de la negociación y el compromiso diplomáticos”, subrayó. Los dos países restablecieron relaciones diplomáticas y abrieron sus respectivas embajadas en julio. En paralelo, la Administración que preside Barack Obama ha ido adoptando una serie de órdenes ejecutivas para eliminar algunas restricciones al comercio y a los viajes a Cuba. En la víspera del plenario de la Asamblea General empezó a circular que EE UU estaba considerando el paso inédito de abstenerse en esta votación, algo que finalmente no ha ocurrido.
Estas resoluciones no tienen carácter vinculante para los países miembros, pero sí una importante carga política en un momento clave del proceso de normalización. Estados Unidos, además, se ha ido quedando totalmente aislado en la votación de este texto. El año pasado también le apoyó solo Israel, frente a 188 países que expresaron su oposición al embargo económico. Entonces se abstuvieron las Islas Marshall, Micronesia y Palau. El presidente de Cuba, Raúl Castro, aprovechó su estancia en Nueva York en septiembre durante los debates de la Asamblea General de la ONU para restablecer las relaciones diplomáticas con las Islas Marshall y Palau, con lo que su cambio de voto a favor de La Habana era algo esperado.
Por su parte, la abstención de EE UU habría elevado aún más la presión al Congreso para que dé pasos en esa dirección para aliviar sus efectos. Castro dejó claro durante su intervención ante la ONU que el levantamiento del embargo es una condición necesaria para alimentar la nueva dinámica en la relación bilateral. Los países que participaron en el debate previo al voto aplaudieron los pasos que se están dando para acercar a los dos vecinos del Caribe. Sin embargo, volvieron a denunciar las graves consecuencias que el embargo tiene en la vida de los ciudadanos en Cuba. Un daño directo e indirecto que afecta a todos los sectores de su economía. Por todo esto, consideran injustificable su continuación. Los representantes del Movimiento de países No Alineados, del G77 más China y del Mercosur señalaron que el establecimiento de las relaciones diplomáticas es un paso inicial “significativo”. Pero al mismo tiempo denunciaron que el embargo no solo sigue aplicándose sin cambios, sino que se intensifica con las sanciones. “EE UU debe dejar de hacer de policía del mundo”, añadió el representante de Venezuela.
Hasta que inició la normalización con La Habana hace ahora casi un año, Washington había defendido la medida bajo el argumento de que era necesaria para ayudar al pueblo cubano a ejercer libremente sus derechos y libertades, y para decidir su propio futuro. Y afirmaba, incluso, que el embargo era utilizado por La Habana para desviar la atención sobre los verdaderos problemas que enfrenta el pueblo cubano, en lugar de admitir el fracaso de sus políticas.
El más alto funcionario cubanoamericano visita Cuba. La visita oficial a Cuba que comenzó este martes el subsecretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, no es una más entre la cada vez más larga lista de altos funcionarios estadounidenses que viajan a la isla desde el inicio de normalización de relaciones en diciembre. Porque Mayorkas es el cubanoamericano que ocupa un puesto más alto en el Gobierno de Barack Obama.
Y con este viaje cumple además el sueño de su familia, que nunca más regresó a la isla en la que Mayorkas nació en noviembre de 1959 y de la que huyó con su madre cuando contaba apenas unos meses. Su padre, Charles “Nicky” Mayorkas, no tardaría en seguir sus pasos y huir a Miami para acabar instalándose en Los Angeles, donde murió hace solo tres años, sin haber podido volver a pisar la isla. “Él siempre soñaba con regresar con sus hijos y compartir Cuba con ellos”, dijo Mayorkas en entrevista con el diario Los Angeles Times antes de su partida a La Habana, su ciudad de nacimiento. “Siempre fue mi esperanza y mi intención regresar con él, así que esta visita será bastante emotiva”, reconoció el alto funcionario. Mayorkas permanecerá hasta el 30 de octubre en La Habana con el objetivo de “continuar las discusiones sobre comercio y viajes entre EE UU y Cuba”, según la nota oficial del Departamento de Seguridad Nacional. Lo acompaña el responsable del Servicio de Protección de Inmigración y Aduanas (CBP), Gil Kerlikowske. Una de las últimas altas funcionarias estadounidenses en viajar a Cuba fue la secretaria de Comercio, Penny Pritzker. Que este nuevo viaje coincida con la votación en Naciones Unidas de la tradicional resolución para condenar el embargo norteamericano contra la isla demuestra que, más allá de la retórica, ambos países siguen apostando por el deshielo iniciado hace diez meses. La resolución no sirve solo para denunciar el impacto que el embargo tiene en la sociedad y economía cubana. Naciones Unidas señala los efectos que las leyes extraterritoriales como la Helms-Burton, que reforzó el embargo cubano, tienen sobre los otros países que quieren interactuar con Cuba, por las restricciones que se aplica al libre comercio. Por este motivo, considera que representa una violación del derecho internacional. La Asamblea General insta así a EE UU a que tome las “medidas necesarias” para derogar en el plazo más breve posible esta legislación y dejarla así sin efecto. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños considera en este sentido que la Administración de Obama “tiene margen” para poner fin al bloqueo sin tener que esperar al Congreso y así respectar los principios de la Carta de la ONU.
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El deshielo entre EE UU y Cuba se queda a las puertas de la ONU
La Administración de Barack Obama se opone de nuevo a la resolución que pide el levantamiento del embargo económico a la isla
Estados Unidos votó de nuevo este martes en contra de la resolución de las Naciones Unidas que, presentada cada año por La Habana, critica el embargo económico que aplica sobre Cuba y en la que demanda su levantamiento después de 54 años en vigor. La comunidad internacional considera que esta medida coercitiva es ilegítima por el impacto directo que tiene en el bienestar del pueblo cubano. La Habana insiste que el fin del bloqueo es el que marcará el ritmo con el que avanzará el proceso de normalización con Washington iniciado el 17 de diciembre.
El abrumador resultado de la votación volvió a poner en evidencia que EE UU está más solo que nunca en una cuestión que ni siquiera el Gobierno de Barack Obama quiere defender. El presidente estadounidense ha pedido reiteradamente durante los pasados meses el fin del embargo, pero ese es un paso que solo puede dar el Congreso norteamericano. La resolución sobre "la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba" contó con el respaldo de 191 países, rozando así prácticamente la unanimidad. La delegación estadounidense contó solo con el apoyo de Israel en su aposición al texto. Esta vez no hubo abstenciones. La delegación estadounidense considera que el texto adoptado “dista mucho de reflejar los pasos que se han adoptado y el espíritu de compromiso” que emergió hace diez meses, por eso lamentó que se presentara la resolución en términos casi idénticos que el año pasado. El representante de EE UU, Ronald Godard, insistió en que la normalización será un proceso que requerirá años de dedicación y de constancia. “Si espera Cuba que esto ayude, se equivoca”.
El ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez Parilla, señaló al presentar la resolución que es el propio Obama el que ha reconocido que “el bloqueo ha fracasado”. “Es obsoleto, no ha cumplido sus objetivos, provoca daños al pueblo cubano y aislamiento a EE UU”, añadió. Pero las medidas de flexibilización de las restricciones al comercio y viajes con la isla adoptadas desde enero, aunque positivas, modifican de una manera muy limitada su aplicación, puntualizó.
“No debemos confundir la realidad con los deseos ni con las expresiones de buena voluntad”, advirtió citando ejemplos de las restricciones comerciales impuestas por EE UU. Cuba insiste que el levantamiento del embargo “es el elemento esencial que dará sentido a lo avanzado y determinará el ritmo hacia la normalización”. Por eso, el ministro pidió a Obama que vaya más lejos con las medidas ejecutivas que tiene a su alcance para aliviar su impacto.
La Asamblea General de la ONU lleva 24 años votando esta resolución que condena el bloqueo unilateral de EE UU. En los corrillos del organismo internacional se veía como una contradicción que Washington votara otra vez en contra después de que en diciembre se retomaran las relaciones diplomáticas con La Habana. Pero tampoco podía apoyar una resolución que va contra su propia ley.
Organizaciones estadounidenses que buscan el levantamiento del embargo, como Engage Cuba, consideraron que la votación de este martes en Nueva York debe servir de llamada de atención tanto para Washington como para La Habana. La votación demuestra que “nuestra política destinada a aislar a Cuba ha acabado, irónicamente, aislándonos a nosotros”, dijo James Williams. Según el presidente de Engage Cuba, las dos bancadas del Congreso “deberían prestarle atención al voto en la ONU: mientras que otros temas globales exponen profundas diferencias entre las naciones, en este asunto son casi unánimes: es hora de poner fin al embargo contra Cuba”, resaltó. No obstante, para Williams también La Habana “debe reconocer que tiene que mirar hacia el futuro y dejar de atascarse en las batallas del pasado previo al 17 de diciembre”. No obstante Sarah Stephens, directora del Center for Democracy in the Americas, un laboratorio de ideas que también está a favor del fin del embargo, llamó a no concederle demasiada importancia a esta votación, que calificó de mero “traspié”. “Nos recuerda el daño continuado que hace tanto a Cuba como a EE UU mantener el embargo, pero también nos dice que el futuro está en manos de la negociación y el compromiso diplomáticos”, subrayó.
Los dos países restablecieron relaciones diplomáticas y abrieron sus respectivas embajadas en julio. En paralelo, la Administración que preside Barack Obama ha ido adoptando una serie de órdenes ejecutivas para eliminar algunas restricciones al comercio y a los viajes a Cuba. En la víspera del plenario de la Asamblea General empezó a circular que EE UU estaba considerando el paso inédito de abstenerse en esta votación, algo que finalmente no ha ocurrido.
Estas resoluciones no tienen carácter vinculante para los países miembros, pero sí una importante carga política en un momento clave del proceso de normalización. Estados Unidos, además, se ha ido quedando totalmente aislado en la votación de este texto. El año pasado también le apoyó solo Israel, frente a 188 países que expresaron su oposición al embargo económico. Entonces se abstuvieron las Islas Marshall, Micronesia y Palau. El presidente de Cuba, Raúl Castro, aprovechó su estancia en Nueva York en septiembre durante los debates de la Asamblea General de la ONU para restablecer las relaciones diplomáticas con las Islas Marshall y Palau, con lo que su cambio de voto a favor de La Habana era algo esperado.
Por su parte, la abstención de EE UU habría elevado aún más la presión al Congreso para que dé pasos en esa dirección para aliviar sus efectos. Castro dejó claro durante su intervención ante la ONU que el levantamiento del embargo es una condición necesaria para alimentar la nueva dinámica en la relación bilateral. Los países que participaron en el debate previo al voto aplaudieron los pasos que se están dando para acercar a los dos vecinos del Caribe. Sin embargo, volvieron a denunciar las graves consecuencias que el embargo tiene en la vida de los ciudadanos en Cuba. Un daño directo e indirecto que afecta a todos los sectores de su economía. Por todo esto, consideran injustificable su continuación.
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