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Cuba, faro humanitario internacional fuera de foco mediático. Enlace 2
“La extraordinaria contribución global de Cuba en la medicina evidencia lo vergonzoso del bloqueo de EEUU”. Es el título de un artículo del diario británico The Guardian, que se suma a otras importantes voces editoriales que piden a Barack Obama el fin del bloqueo a la Isla.
Un artículo que califica a Cuba como “faro humanitario internacional”, por sus 50.000 cooperantes médicos en 66 países del Tercer Mundo, y que recoge las elocuentes palabras del profesor canadiense John Kirk: “El internacionalismo médico cubano ha salvado millones de vidas”, sin que “esta solidaridad sin paralelo haya aparecido apenas en los medios de Occidente”. The Guardian afirma que Cuba lidera el mundo en el combate al ébola en África Occidental, a pesar de ser una pequeña isla pobre en recursos. Recuerda que los cooperantes cubanos están desde octubre pasado, mientras los 30 primeros de Reino Unido han comenzado a llegar a la zona la pasada semana.
Si el bloqueo de EEUU a Cuba fuera desmantelado, dice The Guardian, no solo se daría cumplimiento a una reivindicación de toda América Latina. Sería también una bendición para millones de pobres en el mundo que se beneficiarían de una Cuba con aún mayor potencial solidario.
Hace unos días, Félix Báez, médico cooperante cubano que superó el ébola que había contraído atendiendo a pacientes en Sierra Leona, lanzó desde La Habana un mensaje que resume lo que hoy Cuba representa en el mundo: “Yo debo terminar lo que empecé, regresaré a Sierra Leona a atender a aquella gente que nos necesita. Es mi compromiso con la Revolución cubana”.
Texto original
La extraordinaria contribución global de Cuba en la medicina evidencia lo vergonzoso del bloqueo de EE.UU. Cuatro meses después de haberse declarado una emergencia internacional por el ébola que ha devastado África Occidental, Cuba lidera al mundo en el apoyo médico directo en el combate contra la epidemia. EE.UU. y Gran Bretaña han enviado a miles de soldados y, junto con otros países, han prometido ayuda –la mayor parte de la cual aún no se ha materializado. Pero, como ha insistido la Organización Mundial de la Salud, la necesidad más urgente es de trabajadores de la salud. La isla caribeña, con una población de solo 11 millones e ingreso oficial per cápita de $6 000 dólares (£3,824), respondió a ese llamado antes de que se hiciera. Fue la primera en la línea del frente contra el ébola y ha enviado el mayor contingente de médicos y enfermeros –ya hay 256 en el terreno y otros 200 voluntarios están en camino.
Aunque el interés de los medios occidentales ha decaído con la disminución de la amenaza de infección global, cientos de trabajadores británicos de la salud se han presentado como voluntarios para unirse a ellos. Los primeros 30 llegaron a Sierra Leona la semana pasada, mientras que las tropas han estado construyendo clínicas. Pero los médicos cubanos han estado presentes en el terreno desde octubre y permanecerán hasta el final.
La necesidad no podría ser mayor. Más de 6 000 personas han muerto ya. Tan avergonzante ha sido la operación cubana, que políticos británicos y norteamericanos se han visto obligados a presentar sus felicitaciones. John Kerry describió como “impresionante” la contribución del estado que EE.UU. ha estado tratando de derrocar durante medio siglo. El primer médico cubano en contraer el ébola ha sido tratado por médicos británicos. Y funcionarios norteamericanos prometieron que “colaborarían” con Cuba para luchar contra el ébola.
Pero no es la primera vez que Cuba ha proveído ayuda médica a seguidas de un desastre humanitario. Hace cuatro años, después del devastador terremoto en el empobrecido Haití, Cuba envió el mayor contingente médico que atendió a 40% de las víctimas. Al suceder el terremoto de Cachemira en 2005, Cuba envió a 2 400 trabajadores de la salud a Pakistán y atendieron a más del 70% de los afectados; dejaron tras ellos 32 hospitales de campaña y donaron mil becas para estudiar medicina.
Esa tradición de ayuda de emergencia se remonta a los primeros años de la revolución cubana. Pero es solo una parte de un extraordinario y creciente internacionalismo médico global. Actualmente hay 50 000 médicos y enfermeros cubanos trabajando en 60 países en desarrollo. Como dice el profesor canadiense John Kirk: “El internacionalismo médico cubano ha salvado millones de vidas”. Pero esta solidaridad sin paralelo apenas ha aparecido en los medios de Occidente.
Los médicos cubanos han realizado 3 millones de operaciones gratuitas de la vista en 33 países, mayormente de Latinoamérica y el Caribe, financiadas en gran medida por la Venezuela revolucionaria. Fue así cómo a Mario Terán, el sargento boliviano que mató a Che Guevara por orden de la CIA en 1967, se le devolvió la vista 40 años después en una operación realizada por médicos cubanos y pagada por Venezuela en la Bolivia radical de Evo Morales. Aunque la ayuda de emergencia a menudo ha sido financiada por la propia Cuba, los servicios médicos globales generalmente son pagados por los gobiernos que la reciben. Actualmente es con mucho la mayor exportación de Cuba, ligando los ideales revolucionarios con desarrollo económico. Esto ha dependido a su vez del importante papel de la salud pública y la educación en Cuba, mientras La Habana ha construido una industria biotecnológica de bajo costo junto con una infraestructura médica y programas de alfabetización en los países en desarrollo donde está presente –en vez de chuparse a médicos y enfermeras, según el modelo occidental.
El internacionalismo es parte del ADN de Cuba. Como dice la hija de Guevara, Aleida, también médico que ha servido en África: “Somos afrolatinoamericanos y llevaremos nuestra solidaridad a los niños de ese continente”. Pero lo que comenzó como un intento por extender la revolución cubana en la década de 1960 y se convirtió en la decisiva intervención militar en apoyo a Angola contra el apartheid en la década de 1980, se ha conformado ahora en el proyecto de solidaridad médica más ambicioso del mundo.
Su éxito ha dependido de la ola progresista que se ha extendido por Latinoamérica durante la última década, inspirada por el ejemplo de Cuba socialista durante los años de dictaduras militares de derecha. Gobiernos de izquierda y de centro izquierda siguen siendo elegidos y reelegidos por toda la región, lo que permite a Cuba reinventarse a sí misma como un faro de humanitarismo internacional.
Pero la isla aún está sofocada por el embargo comercial de EE.UU. que la ha mantenido atenazada económica y políticamente durante más de medio siglo. Si Barack Obama quiere hacer algo que valga la pena en sus años finales como presidente, podría utilizar el papel de Cuba en la crisis del ébola como una apertura para comenzar a eliminar ese bloqueo y reducir la guerra norteamericana de desestabilización.
Ciertamente hay indicios. En lo que pareció ser una operación de exploración para la administración, The New York Times publicó seis editoriales felicitando a Cuba por su historial médico global, exigiendo el fin del bloqueo, atacando los esfuerzos de EE.UU. por inducir a los médicos cubanos a desertar, y haciendo un llamado para negociar un intercambio de prisioneros.
La campaña del periódico se realizó mientras la asamblea general de la ONU votaba por 23ra. vez, 188 votos contra 2 (EE.UU. e Israel) para exigir la eliminación del bloqueo de EE.UU., impuesto originalmente en represalia por la nacionalización de negocios norteamericanos y justificado ahora sobre la base de los derechos humanos –por parte de un estado aliado a algunos de los regímenes más opresivos del mundo.
El embargo solo puede ser eliminado por el Congreso, aún obstaculizado por los herederos de la corrupta dictadura apoyada por EE.UU. que Fidel Castro y Guevara derrocaron. Pero el presidente de EE.UU. tiene alcance ejecutivo para debilitarlo sustancialmente y restaurar los lazos diplomáticos. Podría empezar por dejar en libertad a los tres que quedan de los “Cinco de Miami”, agentes cubanos de inteligencia encarcelados hace 13 años por espiar a grupos de activistas anti Cuba vinculados al terrorismo.
El momento evidente para que Obama haga un alto en la campaña de 50 años de EE.UU. contra la independencia cubana sería en la próxima Cumbre de las América en abril –la cual gobiernos latinoamericanos habían amenazado con boicotear si Cuba no es invitada. El mayor aporte que pueden hacer los que genuinamente están preocupados por las libertades democráticas en Cuba es hacer que EE.UU. deje tranquilo a ese país.
Si el bloqueo realmente fuera a ser desmantelado, sería no solo una reivindicación del extraordinario historial de justicia social de Cuba en el país y de solidaridad en el exterior, apoyado por la creciente confianza de una Latinoamérica independiente. Sería también una bendición para millones en todo el mundo que se beneficiarían de una Cuba liberada –y una demostración de lo que puede lograrse cuando se prioriza a la gente por encima de las ganancias corporativas.
Traducción de Progreso Semanal
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