Víctor
Jara Clausurado
CRISTIÁN GALAZ. Cineasta y
periodista. ENLACE
“Todo lo que tiene que ver con
Víctor Jara en Chile, está clausurado”. Cuando escuché esta frase se me heló la
sangre, me quedé mudo un instante, el pensamiento se me fue a negro. Luego me
di cuenta de que era algo de lo cual yo mismo había sido testigo, pero que,
hasta ese momento, no había calibrado la gravedad y profundidad de su
significado. Lo confirmó estos días la propia Joan Jara, viuda de Víctor, en
entrevistas radiales.
Efectivamente, a la clausura
permanente del Estadio Víctor Jara se sumó el año pasado la clausura del Galpón
Víctor Jara y por añadidura la sede de la Fundación Víctor Jara. Todas estas
clausuras tienen distintos caminos e historias pero están unidas por un mismo
factor, el factor administrativo, es decir, son medidas adoptadas por la
autoridad en función de la carencia de permisos municipales o semejantes, como
la recepción final de la obra. O sea, no podría alegarse intencionalidad
política alguna. ¿O sí?
EL
ESTADIO
Vamos por parte. El Estadio
Víctor Jara recibe este nombre en el año 2004 (antes se llamaba Estadio Chile)
como un reconocimiento a la memoria del cantautor, pues en ese lugar fue
asesinado junto a Littré Quiroga, y muchos otros que aún permanecen como Detenidos
Desaparecidos, en los días posteriores al Golpe de Estado de 1973. Es decir,
transcurridos 31 años de su muerte, se le reconoce al estadio su identidad
testimonial y se le otorga la condición simbólica de memorial. Sin embargo,
nunca se ha constituido como tal, es decir, un Sitio de Memoria que pueda ser
reconocido por los habitantes y visitantes de Santiago, con un espacio
acondicionado para esa memoria y un circuito que dé cuenta de lo que allí
ocurrió cuando el Ejército de Chile lo transformó en un campo de concentración
de prisioneros políticos. Por el contrario, el estadio lleva años cerrado a las
actividades culturales tales como conciertos musicales, festivales, etc.
Tampoco puede desarrollarse actividad deportiva con público. Es decir, es un edificio
que ha podido resistir a la demolición y las presiones inmobiliarias solo
gracias a la lucha de la Fundación Víctor Jara, que permitió declararlo
Monumento Histórico de la región Metropolitana.
Todos los lugares y edificios
que tienen que ver con Víctor Jara están clausurados porque, en síntesis, no
cuentan con la recepción final de obras que los municipios demandan. ¿Alguien
sabía que son cientos los edificios de Santiago que mantienen la misma falencia
y que siguen funcionando, entre ellos el propio Estadio Nacional, en donde
juega la Roja? Eso se llama voluntad política, aquello que ha faltado para
resolver los problemas administrativos que la normativa requiere, normativa que
se ha transformado en la excusa perfecta para mantener a Víctor clausurado.
El estadio solo abre sus
puertas cada invierno para recibir a las personas en “situación de calle”, como
se les dice ahora a los mendigos (para tratar de dignificar su situación,
dicen), y se convierte en albergue. Hay que decir que no hay lugar más frío e
inhóspito que los pasillos del estadio en donde amontonan a las personas
simplemente para que no se mueran de frío en el exterior. Este paliativo bien
podría dar paso a una solución más digna y permanente para todas esas personas,
que requieren ser tratadas como tales y no como ganado mal estibado. De
cualquier forma el estadio sigue ofreciendo condiciones ideales para realizar
actividades artísticas, culturales y deportivas, si la voluntad política así lo
decide. Es cierto que deben desarrollarse inversiones para acondicionar el
lugar, pero serían recursos bien invertidos, con una “rentabilidad social”
(para ponerlo en términos que los economistas entiendan) enorme. La
remodelación del estadio y su entorno podrían darle un nuevo aire al centro sur
poniente de la capital, generando una nueva plaza pública de reunión familiar y
ciudadana que sería bienvenida por el pueblo, un pueblo que ama a Víctor a lo
largo y ancho del territorio.
EL
GALPÓN
El Galpón Víctor Jara, ubicado
en el barrio Brasil, frente a la plaza del mismo nombre, fue inaugurado para el
70 aniversario del nacimiento del cantautor, el 28 de septiembre del 2002. Para
lograrlo se arrendó (hasta el día de hoy) un sitio baldío y se construyó una
estructura tipo galpón y se le dotó de equipos de sonido, escenario e
iluminación, una inversión a cuenta exclusivamente de la familia de Víctor,
especialmente de Joan, su viuda. Por allí pasaron y también se formaron
artísticamente, un sinnúmero de bandas y cantautores, entre ellos Chico
Trujillo, Juana Fe, Banda Conmoción, entre muchísimos otros. Además, era el
único lugar de esas características en Santiago en donde se podía ir a bailar y
escuchar cueca en vivo. Pese a todo este aporte cultural y artístico que duró
más de 10 años, el Galpón fue clausurado nuevamente por cuestiones
administrativas municipales, y finalmente fue la Corte Suprema la que, con un
fallo relámpago y sorpresa, acogió la demanda de un vecino. Las justificaciones
oficiales son diversas, pero todas falsas. Fueron años luchando contra la
burocracia municipal sin resultados, que culminaron en una decisión inapelable.
LA
FUNDACIÓN
La Fundación Víctor Jara,
ubicada al lado del Galpón, también en arriendo hasta hoy, y siendo parte de la
misma propiedad o edificio, fue asimismo clausurada por la misma orden
judicial. Sin embargo, la Fundación sigue funcionando en su interior,
reinventándose y buscando nuevos caminos para continuar su labor, que no es
otra que preservar y difundir algo que a estas alturas es patrimonio de todos
los chilenos: la enorme obra artística y moral de uno de nuestros más grandes
artistas, como es Víctor Jara. ¿Por qué entonces, si Víctor es un patrimonio de
todos, la familia debe caminar en solitario con la pesada carga, sin siquiera
recibir apoyo y, más aun, viendo obstaculizado su andar? ¿No es hora de
reaccionar y poner las cosas en el lugar en donde deben estar?
Para finalizar, un último
dato. Todos los lugares y edificios que tienen que ver con Víctor Jara están
clausurados porque, en síntesis, no cuentan con la recepción final de obras que
los municipios demandan. ¿Alguien sabía que son cientos los edificios de
Santiago que mantienen la misma falencia y que siguen funcionando, entre ellos
el propio Estadio Nacional, en donde juega la Roja? Eso se llama voluntad política, aquello que ha
faltado para resolver los problemas administrativos que la normativa requiere,
normativa que se ha transformado en la excusa perfecta para mantener a Víctor
clausurado.
La Bala
Voy a contarles la historia
Ay de la bala, ay de la bala
Y si el pulso tengo bueno
Voy a hacer fama, voy a hacer
fama.
Póngale mucha atención
A esta copla, a esta copla
No vaya a ser que les toque
Una bala loca, una bala loca.
La bala se dispara, ay se
dispara
En Cuba, Vietnam y Chile, ay
se dispara
La bala se dispara, ay se
dispara
Se disparó.
En las manos del obrero
Nació la bala, nació la bala
Y en las manos de los ricos
Se hizo mala, se hizo mala.
Muchos pobres han caído
En la represión, en la
represión
Volviendo la bala al nido
De su nación, de su nación.
La usaron para matar al
campesino
Al campesino, al campesino
Pero hallaron resistencia
Los asesinos, los asesinos.
Esto que digo, señores
No es un ardid, no es un ardid
Fue lo mismo que ocurrió
Allá en Ranquil, allá en
Ranquil.
Mucho daño le ha hecho al
pueblo
La gente rica, la gente rica
Usando el confesionario
De los curitas, de los
curitas.
Ahora las cosas han cambiado
Sin aforismos, sin aforismos
Porque la iglesia camina
Hacia el socialismo, hacia el
socialismo.
Si en materia de balazos
Hay una cuesta, hay una cuesta
Los yanquis dan tiro al lado
A cualquier apuesta, a
cualquier apuesta.
Estos gringos atrevidos
Con tanta bala, con tanta bala
Les sale el tiro desviado
Por la culata, por la culata.
La bala me lo ha contado
Dice que tiembla, dice que
tiembla
Porque los alborotados
La recomiendan, la
recomiendan.
Con la pólvora del pueblo
Nace por fin la revolución
Siendo el campo de batalla
La producción, la producción.
La bala nos advirtió
No es la primera, no es la
primera
Que en la vanguardia en la
lucha
Es la clase obrera, es la
clase obrera.
Y acabando con la bala
Ella no es mala, ella no es
mala
Todo depende de qué, cuándo y
Quién la dispara, quién la
dispara.
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