Una concurrida ruta que en el siglo XVIII vio pasar joyas de París, espadas de Toledo, telas de Flandes y sombreros mexicanos, es la que académicos de la Universidad de Tarapacá, en Arica, buscan poner en valor e investigar como factor de intercambio cultural entre españoles e indígenas. Esta ruta que parte desde el puerto de Arica, que pasa por el valle de Lluta y por quebradas de la precordillera para llegar a las minas de plata de Potosí en Bolivia, aún guarda secretos de las épocas prehispánica, española y republicana. En la historia reciente, los habitantes de los poblados de precordillera, al no tener carretera, la utilizaban como camino tropero para llegar hasta Arica.
Su historia. El doctor en Antropología, Carlos Choque Mariño, realiza un proyecto de investigación Fondecyt relacionado con las interacciones hispano - indígenas entre los siglos 1500 y 1700, y para ello ha recorrido parte de esta ruta que unió a Arica con Potosí.
"En 1545 se le da a conocer a los españoles las minas de plata de Potosí. En un principio se trasladó el mineral por la sierra hacia Perú por lima o Cuzco, pero en 1570 el virrey Francisco de Toledo Álvarez nombra a Arica como el puerto de Potosí. Así surgen caminos reales y este es el Camino Real de la Plata, que no es más que un antiguo camino prehispánico costero". Este camino ha pasado por diferentes contextos históricos, económicos y políticos; "la importancia es que son caminos dinámicos que siguen teniendo utilidad en la memoria colectiva. Por acá no sólo circuló plata, sino que productos muy importantes como los impuestos o quintos reales. El mercurio que se utilizaba para refinar la plata; se necesitaban 1400 quintales de azogue. Para ello se necesitaban muchas mulas para transportarlos en un camino que es terrible en ascenso". Además, por el camino se transportaban bienes de consumo suntuarios como seda, marfil, espadas y esclavos africanos, teniendo los arrieros entre 28 a 35 días para poder recorrer este camino árido para llegar con estos productos a Potosí.
Recorrido
El estudio de estas vías de comunicación colonial, le ha permitido al equipo de investigadores realizar varios recorridos por diversos tramos de los caminos reales y locales, llevando un registro y georreferenciación de los mismos, con la finalidad de contribuir a salvaguardar este patrimonio cultural y ayudar a su estudio y comprensión. Según explica Carlos Choque, el recorrido de este camino real comienza desde el puerto de Arica hasta el sector de Chacalluta; sigue por San Jerónimo de Poconchile, Churiña o el pueblo de Molinos, luego pasa al pueblo de Chapisca y después se adentra por la Quebrada Blanca, la Quebrada de Quipacagua, para llegar hasta la precordillera a los poblados de Zapahuira, luego Murmuntani.
"En Murmuntani hay un cerro que la gente le dice Potosí, pero se llama Copataya. Desde ese cerro el camino sigue a Choquelimpe, desde ahí a Parinacota y de ahí ya se pasa a un pueblo de Bolivia llamado Cosapa. De ahí a Turco, luego cerca de Oruro, la cordillera de Los Frailes, las minas de Porco y finalmente Potosí. Este es el camino principal, pero hay muchas desviaciones dependiendo la carga". El investigador dice que hacer este tramo a pie significaría un viaje de 28 días aproximadamente y se debe realizar por tramos.
Él se ha concentrado en el más desconocido que va desde Chapisca hasta Murmuntani; "muchos adultos mayores de la precordillera recorrieron este tramo en su niñez para hacer trámites en Lluta o traer mercancías". Uno de ellos es su guía, Neri Choque, habitante de Socoroma, quien nos adentró por estas rutas troperas. Hay tramos de piedra, de tierra, y cuentan con apachetas y "mojones", que son límites del territorio de cada pueblo, así como también corrales y tambos. "Hicimos un recorrido de bajada, empezamos a caminar a las 8 de la mañana y a las 6 de la tarde todavía estábamos en medio de los cerros sin llegar a la pampa. Terminamos a la 1 de la mañana".
Rescate patrimonial Para el investigador y jefe de carrera del departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Tarapacá, este es un camino complementario al Qhapaq Ñan -el cual es patrimonio de la Humanidad ante la Unesco. "Es el patrimonio más importante y desconocido de la comuna de Arica, el cual debemos cuidar y proteger. Hay evidencias de que el camino ha sido ocupado en las últimas décadas, pero especulamos que por burreros". Complementario a esto, la importancia investigativa que le da Carlos a este camino es el rol que cumplieron las rutas en los cambios culturales; "sin la interacción no existen los cambios".
Su historia. El doctor en Antropología, Carlos Choque Mariño, realiza un proyecto de investigación Fondecyt relacionado con las interacciones hispano - indígenas entre los siglos 1500 y 1700, y para ello ha recorrido parte de esta ruta que unió a Arica con Potosí.
"En 1545 se le da a conocer a los españoles las minas de plata de Potosí. En un principio se trasladó el mineral por la sierra hacia Perú por lima o Cuzco, pero en 1570 el virrey Francisco de Toledo Álvarez nombra a Arica como el puerto de Potosí. Así surgen caminos reales y este es el Camino Real de la Plata, que no es más que un antiguo camino prehispánico costero". Este camino ha pasado por diferentes contextos históricos, económicos y políticos; "la importancia es que son caminos dinámicos que siguen teniendo utilidad en la memoria colectiva. Por acá no sólo circuló plata, sino que productos muy importantes como los impuestos o quintos reales. El mercurio que se utilizaba para refinar la plata; se necesitaban 1400 quintales de azogue. Para ello se necesitaban muchas mulas para transportarlos en un camino que es terrible en ascenso". Además, por el camino se transportaban bienes de consumo suntuarios como seda, marfil, espadas y esclavos africanos, teniendo los arrieros entre 28 a 35 días para poder recorrer este camino árido para llegar con estos productos a Potosí.
Recorrido
El estudio de estas vías de comunicación colonial, le ha permitido al equipo de investigadores realizar varios recorridos por diversos tramos de los caminos reales y locales, llevando un registro y georreferenciación de los mismos, con la finalidad de contribuir a salvaguardar este patrimonio cultural y ayudar a su estudio y comprensión. Según explica Carlos Choque, el recorrido de este camino real comienza desde el puerto de Arica hasta el sector de Chacalluta; sigue por San Jerónimo de Poconchile, Churiña o el pueblo de Molinos, luego pasa al pueblo de Chapisca y después se adentra por la Quebrada Blanca, la Quebrada de Quipacagua, para llegar hasta la precordillera a los poblados de Zapahuira, luego Murmuntani.
"En Murmuntani hay un cerro que la gente le dice Potosí, pero se llama Copataya. Desde ese cerro el camino sigue a Choquelimpe, desde ahí a Parinacota y de ahí ya se pasa a un pueblo de Bolivia llamado Cosapa. De ahí a Turco, luego cerca de Oruro, la cordillera de Los Frailes, las minas de Porco y finalmente Potosí. Este es el camino principal, pero hay muchas desviaciones dependiendo la carga". El investigador dice que hacer este tramo a pie significaría un viaje de 28 días aproximadamente y se debe realizar por tramos.
Él se ha concentrado en el más desconocido que va desde Chapisca hasta Murmuntani; "muchos adultos mayores de la precordillera recorrieron este tramo en su niñez para hacer trámites en Lluta o traer mercancías". Uno de ellos es su guía, Neri Choque, habitante de Socoroma, quien nos adentró por estas rutas troperas. Hay tramos de piedra, de tierra, y cuentan con apachetas y "mojones", que son límites del territorio de cada pueblo, así como también corrales y tambos. "Hicimos un recorrido de bajada, empezamos a caminar a las 8 de la mañana y a las 6 de la tarde todavía estábamos en medio de los cerros sin llegar a la pampa. Terminamos a la 1 de la mañana".
Rescate patrimonial Para el investigador y jefe de carrera del departamento de Historia y Geografía de la Universidad de Tarapacá, este es un camino complementario al Qhapaq Ñan -el cual es patrimonio de la Humanidad ante la Unesco. "Es el patrimonio más importante y desconocido de la comuna de Arica, el cual debemos cuidar y proteger. Hay evidencias de que el camino ha sido ocupado en las últimas décadas, pero especulamos que por burreros". Complementario a esto, la importancia investigativa que le da Carlos a este camino es el rol que cumplieron las rutas en los cambios culturales; "sin la interacción no existen los cambios".
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