domingo, 27 de diciembre de 2015

Fulvio Rossi: "Hay un componente natural inherente a la política que es la hipocresía"

 

Durante cuatro meses, el senador(ex PS) estuvo alejado de sus actividades legislativas en 2015 por una licencia médica. En ese intertanto nació su hija, Flavia, fue operado de un cáncer a la tiroides y enfrentó el período más álgido de las acusaciones en su contra por supuesto financiamiento irregular de campañas políticas.
Este ha sido un año de aprendizaje y elegí tomar las dificultades como una oportunidad de crecimiento personal y no caer en depresiones, porque he tenido un cóctel de varios ingredientes en los últimos meses: la felicidad que te trae una hija, el dolor de que se cuestione tu integridad moral y el temor que puede provocar un cáncer.

Siento pena de que se pueda cuestionar mi integridad tan injustamente después de tantos años dedicado al servicio público de manera honesta. Que se cuestione todo eso es lo más doloroso. Hay gente que no entiende cuando digo que eso me causa más dolor que tener un cáncer, y la verdad es que para mí es incomparablemente peor. Es una frase fuerte, pero es lo que siento. El cáncer y la enfermedad son maní al lado de lo que he vivido. El cáncer existe, lo enfrentas y yo no tengo miedo de enfrentarlo. Duele mucho más que se cuestionen cosas que para ti son básicas, valores fundamentales que te inculcaron de parte de tu familia, porque mi mamá era honesta y mi papá fue un hombre irreprochable.

A mí se me cargó la mano por cosas mínimas, incomparables respecto de otros. Y sólo digo que en algún momento voy a hablar. Empezaron a inventarse cosas que no tenían nada que ver con lo de la solicitud de aportes, porque si hay problemas de financiamiento de las campañas, esos no son temas de corrupción. La corrupción es enriquecerse ilícitamente y llevarse plata para la casa o que te compren el voto. Nada de eso pasó en mi caso, por eso he dicho con total tranquilidad que auditen mis votaciones. Descubrí que tu trayectoria entera se puede llegar a juzgar sólo por un episodio, por la sospecha que despierta ese episodio o por desinformación o información incompleta.

Hubiese esperado de algunos amigos en política que abrieran la boca públicamente para defenderme y no que solidarizaran sólo por teléfono, pero entiendo que andaban con miedo. ¿Sabes lo que es el miedo? Falta de liderazgo. En este tiempo me ha desilusionado mucha gente, pero en particular me desilusiona la falta de liderazgo que existe, porque la verdad es que todos los problemas de financiamiento de la política eran temas que se conocían, que había que resolverlos, pero aquí lo que he sentido es que de alguna forma se estableció como modus operandi el “mientras no me toca a mí, le disparo al resto”. Ha habido falta de liderazgo para decir que hay ciertas cosas que se han negado, pero que existen. No entiendo -por ejemplo- que se nieguen las precampañas. Eso es faltarle el respeto a la ciudadanía, que sabe que los carteles se ven un año u ocho meses antes de las elecciones. Eso tiene que ver con no ser capaz de enfrentar la realidad y, si se quiere, transformarla. El país, con eso, cae en un clima de sospecha permanente, se desprestigian las instituciones, y al final del día eso no le hace bien a la democracia ni a la política.

Muchos me han dicho en este tiempo que lo que me pasó es lo que hacemos todos los parlamentarios, pero eso me lo dicen a mí en privado. Dicen que ayudar a financiar las campañas de otros es lo normal que puede esperarse, porque uno ya tiene el cargo. Pero hay un componente natural inherente a la política que es la hipocresía: hay temor a enfrentar el escrutinio público, temor a las redes sociales y todos guardan silencio. Si me tocara pasar por lo mismo, primero pondría un cartel en mi oficina que dijera: señores candidatos a concejales y alcaldes de la Nueva Mayoría, no vengan a pedir apoyo para su campaña. Eso es lo que haría y eso es lo que voy a hacer, de hecho.

Yo tenía otras aspiraciones. Antes de que todo esto estallara vi una encuesta que en una eventual primaria del PS salían Isabel Allende con 30 puntos, José Miguel Insulza con 19 y yo con 11. O sea, era un excelente resultado para mí. Estaba recorriendo el país, planteando temas interesantes en el ámbito de los derechos civiles, de las libertades, en el ámbito de la salud, de la educación, y viene todo esto. El tema es que soy realista y, aunque creo que no hay nada irreversible, lo que me he planteado como desafío es ir a la reelección al Senado por un nuevo período en un escenario bastante difícil, porque tengo enfrente a adversarios que son muy temibles por la forma en que hacen política. Todo el mundo conoce cómo actúan Jorge Soria y Hugo Gutiérrez, quienes se han puesto como tarea eliminarme de la faz de la tierra.

A mí nunca me había tocado enfrentarme a algo así. Mi vida ha sido de mucho éxito: en la universidad fui el mejor puntaje regional de la PAA, saqué siete en mi beca de traumatología, gané en circunstancias súper difíciles mi ingreso al Parlamento. Hoy, a los cabros jóvenes les regalan las diputaciones. Camilo Escalona, quien era en ese entonces presidente del PS, me decía que podía empezar postulando a concejal por Concepción y, si salía, luego podía ir de alcalde y quizá de diputado. Había que hacer el servicio militar. Esa no es la lógica imperante de hoy día. Aun así, hice una trayectoria que me llevó a ocupar todos los cargos en mi partido, el PS: desde miembro del comité central a la comisión política, presidente, secretario general, pero pasan estas cosas y sientes que todo eso, a ojos de mucha gente, no vale nada.

Si queda algo de justicia en este mundo, espero que esto finalice en febrero o marzo y que termine como debe ser: soy una persona que todas sus actuaciones han estado apegadas a la ley, por lo tanto, espero que eso se traduzca y se exprese a nivel judicial, porque tampoco es justo llevar un año entero en esto. A pesar de todo lo que ha pasado este año, vale la pena seguir, porque la política es el amor de mi vida. Me apasiona sentir que uno puede incidir en cambiar la vida de la gente y en poder ir corriendo la frontera de lo posible. No les voy a dar en el gusto a mis adversarios de retirarme de la política, porque -al final del día- de alguna forma y de alguna manera he sido feliz haciendo esto. Tengo mi decisión tomada. Voy hasta el final”.

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