domingo, 13 de diciembre de 2015

El último centinela del Señor de Sipán





El último centinela del Señor de Sipán
A 28 años de su hallazgo, el arqueólogo Walter Alva cuenta detalles sobre la tumba más importante después de Tutankamón, encontrada en Perú.
Un vitral del hotel Hilton deja ver cómo el sol baña la hilera de rascacielos en la Bahía de Panamá. Quizás un escenario imprevisto para oír hablar al descubridor de la tumba del Señor de Sipán sobre la importancia de la arqueología. Veintiocho años antes de estar sentado frente a Facetas , en Perú, el arqueólogo Walter Alva recibiría una llamada de la policía que lo pondría al tanto de un delito cultural. Los sospechosos: un grupo de huaqueros. La escena del crimen: Huaca Rajada, Sipán.

El país andino atravesaba una grave crisis política y económica, la figura del presidente no tenía un ápice de autoridad y en otros puntos las detonaciones le hacían eco a una guerrilla. En ese contexto, el arqueólogo asume el rescate que lo llevaría al descubrimiento de la tumba más importante después de Tutankamón. ‘El lugar estaba siendo depredado', recuerda con un tono pausado mientras mira atardecer el istmo. ‘Cuando se saquea un lugar, los huaqueros no dejan el sitio hasta que acaban con todo'. Ante los ojos de los coleccionistas estos objetos se perfilan como obras de arte antiguas, pero para el Dr. Alva sacar un objeto arqueológico fuera de su contexto es como arrancar la página de un libro que escribe la historia de la humanidad.

RESCATANDO AL SEÑORCuando llegó a Sipán se topó con una tumba intacta. En ese momento, la primera en el mundo a punto de ser estudiada por las ciencias arqueológicas. El sepultado era un gobernante de la cultura Moche que, al estar con sus pertenencias en el lecho de muerte, era una ‘síntesis' de su época. ‘Ahí estaban implícitos pensamientos religiosos, tecnología, relaciones comerciales, la estructura política y la sociedad... porque en muchas partes de nuestra cultura latinoamericana cuando un hombre moría se llevaba todo a la tumba, no como ahora', explica el arqueólogo. Por eso, la tumba está catalogada como uno de los diez descubrimientos más importantes del siglo XX.

CHAMANISMO DEL SIGLO II.  Una de las hipótesis sobre las figuras de la orfebrería hallada, se inclina hacia el chamanismo. ‘Es una de las formas más ancestrales de la humanidad de vivir algo espiritual', formula Alva. ‘Ese chamán es no solamente el que cura, sino el que comienza a crear la religión, el que maneja la fuerza de la naturaleza y, en el fondo, un gobernante de la época mochica era una especie de chamán llevado a los niveles más altos, con un mando militar y político dentro de una gran sociedad'.  Surge entonces la incógnita, ¿cómo aproximarse a lo metafísico desde una ciencia como la arqueología? Para el Dr. Alva es necesario estudiar el chamanismo, porque explica mucho del ritualismo de esas culturas.  ‘No puedes entrar a una cultura si no entiendes su pensamiento, y, por ejemplo, el señor de Sipán, todos los ornamentos de rango, de mando, que posaba en vida, son objetos que emiten sonido', esclarece. ‘El cetro, por ejemplo, es cetro pero a su vez es una sonaja. Todos los cascabeles, los sonidos, son una de las maneras con las que tú induces a un estado místico, en todas las culturas'.

VIDA Y MUERTE. En otras piezas se deja ver una cierta veneración al agua, según el arqueólogo, propio de una cultura del desierto. Y existen incluso objetos donde se imprime el erotismo, un rasgo que salta a la vista en las confecciones de barro aunque sólo representen el 1% del total de figuras. ‘Mucho de ese arte erótico tiene que ver con la fertilidad y con el mundo de los muertos, aunque parezca paradójico', añade el Dr. Alva, sugiriendo una similitud con el Eros y Tánatos de los griegos. ‘Los mochicas son la única cultura que representa el inframundo donde están los muertos, y hay algunos en actitudes eróticas. Consideraban la vida y la muerte como un solo círculo'. Por eso es que se llevaban todas sus pertenencias a la tumba. ‘Por eso también el señor era sepultado con tres mujeres'. Todas menores de 20 años. ‘Y ninguna tenía vinculación familiar con él'.
A 28 años del descubrimiento, Alva ha dicho en la prensa que se preocupó mucho por darle una personalidad al hallazgo. No se le ocurrió nunca hablar de ‘el oro de Sipán', o ‘el tesoro de Sipán', sino del ‘Señor de Sipán'. No se descubrieron sólo ornamentos, sino una figura que representa a hombres que nos hablan de un manejo particular de la sociedad.

SU TECHO ES UN MUSEO.  Mil 700 años reclaman distancia con la actualidad. Pero el hallazgo del Dr. Alva nos acercaría a una civilización que cambiaría la forma en la que se percibían las culturas preincaicas. Ya no eran solo huacos, como diría en otra entrevista, sino una sociedad con un sistema avanzado de acueductos y objetos de oro y cobre realistas. Hoy las piezas se exhiben en el Museo Tumbas Reales de Sipán. Una entidad que recibe 160 mil visitas al año, un sitio al que han ido dos millones de personas desde su inauguración, una institución que realzó la economía de la zona y le dio a los habitantes un sentido de orgullo por su pasado. Un local donde el Dr. Alva va a dormir todas las noches.
‘El museo tiene una extensión de siete hectáreas', detalla. ‘En una parte está construido el museo, y hay otra que fue antiguamente una dependencia del Ministerio de Cultura'. Ahí vive junto a su segunda esposa, la también arqueóloga Emma Eyzaguirre, y su tercer hijo.
Alva lleva 30 años dedicado a la preservación de esta tumba y otra que encontraron bautizada como el Antiguo Señor de Sipán (a diferencia del Señor de Sipán, que habitó en el año 250, este monarca vivió 100 años antes). Pero su labor continúa. ‘Nos faltan muchos vacíos que llenar dentro del proceso de la cultura mochica', puntualiza.
Por el momento, están investigando tumbas más pequeñas, para saber cómo vivía la gente común de la época, qué comían y qué enfermedades había. ‘Hemos encontrado lugares que dan mucha información', revela.

‘La arqueología no es una ciencia 
de estudiar objetos del pasado, sino de reconstruir"
WALTER ALVA, ARQUEÓLOGO PERUANO

Inicios en la arqueología y proyectos a futuro.Su padre tenía un solo amigo, un arqueólogo veterano. ‘Cuando lo conocí ya era un hombre anciano y me iba explicando y resolviendo muchas preguntas que le hacía'. Así empezaba una fascinación por la arqueología. ‘Él tenía una cosa que no tenían muchos arqueólogos en esa época, era pintor y dibujante, un artista completo, y recreaba escenas antiguas', rememora el Dr. Alva.  Es justo este método de investigación algo que él considera fundamental. ‘Cuando tú recreas, es el momento en el que tú entiendes que no estás mirando este objeto, así, antiguo, de arqueología, que calificas, clasificas y luego termina tu vinculación con éste', argumenta. ‘Pero si tú reconstruyes ese objeto o dibujas un personaje, puedes saber para qué se utilizaba. Eso es lo que aprendí yo de él. La arqueología no es una ciencia de estudiar objetos del pasado, sino de reconstruir'.
Después de Sipán, el Dr. Alva continuó excavaciones, entre ellas está el descubrimiento de un centro ceremonial de la época de la cultura Chavín, 500 a.C., en la región de Poro Poro, en Lima. ‘Lo interesante es que en esta parte las primeras culturas veneran el fuego, es la carga de la ancestralidad de los cazadores, que al descubrir el fuego, cambian', dilucida. ‘Y las que le siguen, como Chavín, le rinden culto al agua, por la agricultura intensiva'.
Otro de los proyectos que ha emprendido junto a su actual esposa es la confección de réplicas tomando como modelo las joyas de Sipán, para uso contemporáneo. ‘La idea es rescatarlas, y que la gente también comience a usar las cosas de su pasado'.
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 El Señor de Sipán fue un antiguo gobernante Mochica del siglo III, cuyo dominio abarcó una zona del actual Perú. El arqueólogo peruano Walter Alva, junto a su equipo, descubrió la tumba del Señor de Sipán en 1987. El hallazgo de las tumbas reales del Señor de Sipán marcó un importante hito en la arqueología del continente americano porque, por primera vez, se halló intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real de una civilización peruana anterior a los Incas. El ataúd de madera en que se halló, fue el primero en su tipo que se encontró en América y reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante y guerrero del antiguo Perú encontrado hasta la fecha de su descubrimiento, cuya vida transcurrió alrededor del año 250 de la era actual.
Ubicación. Su descubrimiento se realizó en el centro poblado de Sipán en Chiclayo, anexo de Saltur y perteneciente al distrito de Zaña; perteneció a la cultura Mochica que rendía culto al dios Ai Apaec como divinidad principal, aunque también adoraron al mar y la Luna. Sin embargo su origen está aún en discusión debido a que el historiador japonés Izumi Shimada le atribuye un nuevo origen, a otra cultura distinta a la mochica; normalmente se le atribuye a la cultura Lambayeque, aunque muchas personas confunden este origen, al estar situados prácticamente en la misma zona (valle de moche). Se diferencian estas culturas por la orfebrería y la clase y refinado del trabajo que realizaron, además se trataría del dios Naylamp. 
En la vestimenta de este guerrero y gobernante que medía aproximadamente 1.67 m y que falleció a los 3 meses de gobernar; destacan trajes recubiertos de placas metalicas bañados en oro, los emblemas y ornamentos de la más alta jerarquía como:armas, estandartes, pectorales, collares, narigueras, orejeras, coronas, cascos, cetros, brazaletes. Predominan en estas piezas el uso del oro, de la plata, del cobre dorado y de las piedras semi-preciosas. En su sepulcro, se hallaron más de 600 joyas.  Su collar está conformado por 20 cuentas de oro y plata en forma de frutos de maní o cacahuetes (10 de oro al lado derecho del pecho y 10 de plata al lado izquierdo). Es un símbolo religioso de los dioses principales, el Sol y la Luna. Simbolizaba la visualización de ambos dioses en el firmamento en un momento del día. Es decir, el perfecto equilibrio deseado, según la mitología mochica. Además el maní significaba el comienzo, el renacer.
El sacerdoteDebajo de la tumba del Señor de Sipán, se encontraron dos tumbas, la del sacerdote y la del Viejo Señor de Sipán.
En la del sacerdote, se hallaron piezas que indicaban que sería uno de los principales personajes en la jerarquía religiosa de la Civilización Mochica. Este sacerdote, por los análisis de ADN efectuados, fue contemporáneo al Señor de Sipán. En las piezas que le acompañaban destacan, como símbolos religiosos como el sol y la luna, la copa o el cuenco destinados a los sacrificios, una corona de cobre bañado en oro adornada con un búho con sus alas extendidas y otros elementos para el culto a la Luna y el Sol. Era estado teocrático.
El Viejo Señor de Sipán. Sin embargo, por los mismos análisis de ADN, se ha probado que con diferencia de cuatro generaciones, el Viejo Señor de Sipán era un antepasado directo del mismo Señor de Sipán, por lo que se podría pensar en una alta jerarquía hereditaria.  En su tumba se hallaron dos llamas y los restos de tres mujeres jóvenes. Se cree que estas eran sus concubinas.
ADNApoyándose en los exámenes de ADN y arqueológicos realizados, se ha podido establecer las características del Señor de Sipán como el color de su piel, su tipo de labios, cabello, ojos y otros rasgos de su fisonomía. Igualmente, se pudo establecer su edad, por lo que la reconstrucción realizada corresponde a la de este gobernante tal cual fue. Era Rh negativo, lo cual indica que tenía un tipo de sangre poco común. 
Vista la importancia del hallazgo, Walter Alva impulsó la construcción de un museo llamado Tumbas Reales de Sipán, que fue inaugurado en el año 2002. Está ubicado en Lambayeque, y se ha inspirado en las antiguas pirámides truncadas de la prehispánica Civilización Moche, (siglo I a VII d. C.). El museo custodia más de dos mil piezas de oro.
Obviamente, el principal atractivo es la tumba del Señor de Sipán, con sus acompañantes y sus respectivos ajuares funerarios. En algunos museos de Lima y en el Palacio de gobierno hay lugares dentro donde se encuentran alguna ropas, armas, etc, del Señor de Sipán y hasta una forma no original de su tumba, como está organizada y su estructura.
El DocumentalEn 2008 el periodista y cineasta José Manuel Novoa dirigió un documental sobre el descubrimiento de la tumba de El Señor de Sipán, contando con el apoyo del propio Walter Alva. El documental producido por Explora Films, El Deseo y RBA Audiovisuales se considera uno de los documentales sobre arqueología más ambiciosos que jamás se hayan hecho en España.1 Además, durante el rodaje del mismo, se excava la tumba número 14 de la plataforma funeraria de Sipán, por lo que el espectador es testigo de todo el proceso de excavación y desenfardado de una momia de la época preincaica.

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